Tuquillo
27 de diciembre de 2015
Bueno, llegó el domingo 27 y nosotros con el
pescado sin vender o mejor dicho: el burro sin andar, el auto sin arrancar.
Super ilusionados subimos todos los bultos
arriba, abajo y al costado del auto; me subí yo … empujaron 20 metros y se
volvió a parar. Imaginen la energía y los insultos de Frank, se acordaba de
todo el mundo. Cabe recordar que estamos en el medio de un desierto, a las doce
del mediodía otra vez pero por suerte enfrente de la casa de un ángel en el
camino, esta vez su nombre en Javier
y estaba muy concentrado mirando las partes abiertas de otro auto.
Almorzamos snacks, coca y algunas galletitas
con picadillo y queso debajo del único árbol al borde de la calle. A las cuatro
de la tarde nos dimos un abrazo muy fuerte con Lucho, le indicamos a donde
íbamos (como si supiéramos) y nos fuimos a ver como podíamos irnos a Tuquillo. En el paradero había mucha
gente, entre ellos un joven que se quería subir a toda costa pero el conductor le
dijo que tenia que ir al siguiente carro, sin saberlo nos habíamos cruzado con
nuestro próximo ángel del camino.
En tan solo 10 minutos se llega desde Huarmey
a Tuquillo, un conjunto de playas en el centro noroeste de Perú que las
denominaron “La piscina del Pacífico”, creo que por eso siguen en el anonimato,
ignoradas por los surfers que buscan las crestas de las olas.
“Viajar ayuda a valorar aquellas cosas que
por cotidianas se nos hacen evidentes. No supe el verdadero significado de una
ducha caliente, de unas sabanas limpias o de un plato de ravioles hasta que su
ausencia prolongada me mortificó la rutina.” Caminos Invisibles
Llegamos a Tuquillo entregados, ya no teníamos más fuerzas, sobretodo Frank
que hacia tres días que empujaba el auto.
En el camino conocimos a Fernando (el joven que en el paradero se había
querido subir con nosotros al carro), en realidad Frank, porque yo venia una
cuadra mas atrás, mientras se me iban cayendo las cosas. Nos contó que se podía
acampar sin ningún problema y que además quizás había posibilidad de trabajo.
No hay luz, no hay agua dulce… pero hay mar,
mucho viento y buena energía. Nos tiramos en la arena, llenos de protector
porque el sol te parte, estamos casi en pleno desierto … mejor le saco el
“casi”.
Disfrutamos del mar y nos hicimos nuevos
amigos, Piero y Fernando nos recomendaron que empecemos a armar nuestra casa
antes de que se vaya el sol, así que manos a la obra… al terminar nos merecíamos un mimo y no podíamos ser indiferentes al cartel que estaba colgado en el bar:
”Pizzas a la leña” pedimos
una de Peperoni, cerveza y mojito, nos quedamos sin dinero pero valió la
alegría. Nos presentamos con el Rasta y quedamos en contacto.
Volvimos a casa a hacer un lindo fuego,
compartir momentos con nuestros amigos y a dormir temprano … otra manera de
vivir en viaje nos espera
Medio día,desierto, único árbol, picadillo.....creo que sé de que hablas....
ResponderBorrarJajaja siiii!!! Angastaco un porotoooo te lo juro! Abrazo grande genio!
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