jueves, 28 de abril de 2016

De amigos y de flores ...


El mar, y él sin miedo 

 Usted, Martín 

Duvan y Martin



                Una noche tranquila nos sorprenden unos nuevos viajeros, llegan cansados de hacer dedo, el parce y su compañero de viaje “Martin”, un negro bello de cuatro patas que para nuestro asombro  le tiene miedo al mar.
                Por la mañana nuestros vecinos consiguieron trabajo, en realidad el parce va a hacerlos por los dos. Mientras se recorre toda la playa bajo el sol ofreciendo ceviche y chicharron; su fiel compañero, completamente lo contrario, duerme plácidamente bajo la sombra cercana a su casa.
                Días después, una vez entrado en  confianza, ya se fue para el otro lado; Martin quería disputarle territorio a todos los perros dueños de cada sector delimitado perfectamente por su propia marca, (Luna, Zuco, y Angie del Olas Nocturanas, el pequeño Nicola de Chalan y el gran temido Jasi, de Los Sauces) luego de un importante pero no menos educado reto hacia Martin y Duvan,  la energía combativa se transformó en tranquilidad y puro amor!

                Un parce transformado en pata

Luego de estar desde el 12 de noviembre recorriendo Perú, imposible que no se le peguen las formas de hablar, tanto que Fernando se dirigía en “Colombiano” – Qué chimba, mi parce, y él respondía en “Peruano” – Habla pe, loco . De ésas noches a oscuras en donde sólo bastan unos instantes para despanzarse de risa.

                                               La pipe de la pipol 

                Esa nostalgia que se siente cuando alguien se va, será por el cariño compartido de días o por la transferencia de la propia nostalgia que sentiremos  nosotros cuando  estemos en el lugar de él, dejando Tuquillo atrás; lugar mágico que nos acobijó cuando mas lo necesitábamos; para así emprender nuevos caminos y así seguir encontrándonos, re descubriendo nuevos sitios en donde anidar buenos momentos… esto es vivir en viaje.


Martín negro curioso pero educado, ecuatoriano de sangre pero colombiano por adopción le tenia miedo al mar, trataba de estar lo mas lejos posible mientras el Parce su compañero de viaje le explicaba con toda paciencia que ahora vivirían a 20 metros de las aguas ruidosas ,que estaba todo bien y que se tendría que ir acostumbrando. Era  una conversación de amor y amor mutuo. Ésto es lo que nunca me voy a olvidar y me llevo de estos dos seres que pasaron por aquí, un parce mas que Duvan y un “hermoso negro” pero que esta vez se llama Martin y no Tego 
               


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